7 ideas para rezar todos los días si eres católico y estás muy ocupado

29/03/2019 | Por Arguments

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Cómo rezar todos los días teniendo mil cosas que hacer

Rezar no siempre es fácil. Aunque lo intentes, quizás te cuesta encontrar momentos de paz y silencio en tu día a día. Por eso hemos pensando estos 7 momentos, que te pueden ayudar a encontrar un poquito más a Dios en tu vida.

1. Por la mañana: Al levantarse

Nada más levantarte, ¿en qué piensas? Igual coges el móvil o te levantas tan cansado que no sabes ni qué hora es. Antes de eso dedica 30 segundos a rezar. Ofrece tu día a Dios. Quizá te pueda servir pedir ayuda a la Virgen María, para que te acompañe todo el día. Puedes usar solamente una frase: "María, ayúdame durante este día a parecerme más a tu Hijo, Jesús". Si se te olvida al principio del día no pasa nada. Puedes ofrecerlo cuando te acuerdes. También hay otras oraciones tradicionales de la Iglesia como este Ofrecimiento de Obras:

Oh señora mía, oh madre mía, yo me ofrezco enteramente a vos.

En prueba de mi filial afecto os consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.

Ya que soy todo vuestro, madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.

2) Ángelus: A las 12 de la mañana

El Ángelus es la oración que recuerda el momento de la Anunciación, en el que el Ángel San Gabriel se aparece a la Virgen María y le comunica que será la Madre de Dios. Esta escena es también conocida como la Encarnación, ya que Jesús entra en la historia haciéndose hombre como nosotros. Se reza a las 12 del mediodía excepto en el tiempo pascual (que se sustituye por otra oración llamada Regina Coeli).

- El ángel del Señor anunció a María. - Y concibió del Espíritu Santo.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

- He aquí la esclava del Señor. - Hágase en mí según tu palabra.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

-Y el Verbo se hizo Carne. - Y habitó entre nosotros.

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

- Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. - Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración: Infunde, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que, los que hemos conocido, por el anuncio del Ángel, la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, lleguemos por los Méritos de su Pasión y su Cruz, a la gloria de la Resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

3) Comidas: Bendición de la mesa

Antes de la comida y la cena puedes dedicar otros 10 o 20 segundos a dar gracias por la comida y aprovechar para pedir por algún tema que tengas en la cabeza o te preocupe. También puedes santiguarte si te ayuda a ponerte en presencia de Dios. Aunque tengas delante el primer plato seguro que puedes aguantar unos segundos más, no es tan difícil 😉 Puede ser una sencilla oración como esta: “El Niño Jesús que nació en Belén bendiga estos alimentos y a nosotros también”. O “Bendice Señor estos alimentos que vamos a tomar y a nosotros también. Amén”. Por último, una tercera opción podría ser “Bendice Señor estos alimentos que vamos a tomar. Amén. El Rey de la eterna gloria nos haga partícipes de la mesa celestial. Amén”. Las anteriores son fórmulas que se pueden usar pero por supuesto hay muchas otras y cada familia puede hacerlo de la manera que considere más conveniente. Si estás solo o con los compañeros de trabajo puedes decir la oración interiormente.

4) Trayectos

En las ciudades, muchas veces realizamos trayectos pequeños y grandes para desplazarnos a nuestra zona de trabajo. Son momentos en los que aprovechamos para escuchamos música, la radio o podcasts. O leemos las noticias o la novela de moda. En este momento podemos aprovechar para rezar el rosario. Un recurso muy útil es el Rosario en Audio de Arguments, que dura menos de 20 minutos, en el que se recorren cada día diferentes momentos de la vida de la Virgen María. También pueden ser una buena opción los Evangelios en Audio de Arguments si prefieres rezar con la vida de Jesús.

5) Cuando veas una Iglesia, una imagen de la Virgen o un sacerdote

En el camino al trabajo o cuando estás con tus amigos por la calle puede que pases por delante de una Iglesia o una imagen de la Virgen. O puede que en tu camino encuentres a un sacerdote. Pueden ser pequeñas oportunidades para rezar por la Iglesia, pedir a la Virgen por una intención que te preocupe o para pedir por la santidad de los sacerdotes. Basta con una pequeña frase: Señor, te pido por la Iglesia; Madre mía, ayuda a mi padre con esta preocupación; Señor, que todos tus sacerdotes sean santos. Estos tres momentos que te proponemos tienen en común el uso de una situación concreta, de algo que nos ayuda y que nos recuerda de alguna manera la presencia de Dios en nuestras vidas. También hay otros objetos que podemos llevar encima que pueden contribuir al mismo objetivo: el escapulario de la Virgen del Carmen, un crucifijo o una estampa de la Virgen o de un santo en la cartera también nos pueden recordar la presencia de Dios en nuestras vidas. También puede ayudar santiguarse en determinados momentos importantes, como hacen algunos futbolistas al entrar al campo de fútbol.

6) Antes de empezar a trabajar o estudiar y cuando termines

Pasamos la mayor parte de horas del día trabajando y estudiando. ¿Y si ese estudio, ese trabajo de cada día fuera al mismo tiempo que trabajo o estudio oración? Si estudiamos 8 horas serían 8 horas de oración. Suena increíble, ¿no? Pues es algo muy sencillo de hacer, basta con ofrecer al inicio de nuestro estudio/trabajo esas horas en las que trabajaremos teniendo delante de nosotros alguna imagen que nos recuerde que hemos ofrecido esas horas (puede ser por ejemplo un crucifijo). De hecho, el Papa Francisco ha señalado en su exhortación apostólica Gaudete et Exsultate que un modo de alcanzar la santidad es a través de la realización del trabajo, como también habían señalado en el siglo XX personalidades como San Josemaría Escrivá o el Padre José Kentenich. Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales.

7) Antes de ir a dormir

¿Cuál es la última cosa que haces en tu día? ¿Ver una película? ¿Leer? Un buen objetivo puede ser rezar una pequeña oración antes de irte a dormir. En las familias católicas suele ser tradicional rezar con los niños antes de dormir como el Ángel de mi guarda o el Jesusito de mi vida. Reza como un niño pequeño estas oraciones. No cuesta nada: 2 minutos. También puedes rezar tres veces el avemaría.

Ángel de mi guarda

Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares, ni de noche ni de día, no me dejes solo, que me perdería.  

Jesusito de mi vida

Jesusito de mi vida, tú eres niño como yo, por eso te quiero tanto que te doy mi corazón. Tómalo, tuyo es, mío no.

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