¿Cuáles son los colores de la liturgia?

26/11/2018 | Por Arguments

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¿Qué papel juega el color en la Liturgia?¿Por qué el sacerdote se viste con colores diferentes en misa?

Cuando asistimos a la celebración de la Eucaristía pronto nos damos cuenta de un detalle que puede parecer insignificante pero que no lo es: el color de las vestiduras litúrgicas del sacerdote. El color entra por los ojos hasta el fondo del alma para pintar en ella un aspecto del misterio que se está celebrando. La Iglesia, iluminada por la asistencia del Espíritu Santo, quiere hacer más énfasis en ese día o en ese tiempo litúrgico en ese aspecto a través de ese color. Así, el color litúrgico deja de ser una cuestión vana y superficial para convertirse en misterio y figura. El color nos habla del misterio, colabora a hacerlo un poco más visible y asimilable para nuestra alma.

¿Qué colores se usan en la Litugia?

El Papa Inocencio III estableció que los colores usados por la Iglesia de Roma serían cinco: blanco, rojo, verde, morado y negro. Estos dos últimos son afines y equivalentes, pero primaría el negro. Con el paso de los años y de las sucesivas reformas litúrgicas este elenco de colores se modificaría: se añadió el rosa, el azul y se eliminó el negro, salvo contadísimas excepciones.

¿Qué significan los colores litúrgicos y cuándo se usan?

¿Qué simboliza cada color usado en la liturgia romana? ¿Cuándo se usan? Los colores litúrgicos tienen el siguiente significado y uso:

  1. Blanco es signo de alegría y de pureza e inocencia. Es usado en el Tiempo de Navidad, de Pascua, las Solemnidades del Señor, las memorias de los santos que no son mártires.
  2. Verde es signo de esperanza y de vida. Es el color usado en los domingos del Tiempo Ordinario y en las misas de feria de ese Tiempo, las que no se celebra ningún santo.
  3. Rojo es signo de realeza y martirio, el color de la sangre y del fuego del Espíritu. Es el color usado para Pentecostés, confirmaciones, las misas del Espíritu Santo, Viernes Santo, Exaltación de la Santa Cruz y las misas donde se celebra un santo mártir.
  4. Morado es signo de dolor y de esperanza, de penitencia esperanzada. Es el color usado en los tiempos de Adviento y Cuaresma y en las misas de difuntos.
  5. Negro es signo de tristeza, de luto. Era el color dedicado a las misas de difuntos antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. Actualmente solo se usa en aquellos lugares donde la tradición de usar este color en misas de difuntos estuviera muy arraigada. Era también el color de la misa del 2 de noviembre, Solemnidad de todos los fieles difuntos.
  6. Azul es el color dedicado a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, el 8 de diciembre. En 1864 la Santa Sede otorgó a todas las iglesias de España (englobando aquí todos los territorios que entonces estaban gobernados por los españoles) el privilegio de usar ornamentos azules en esta solemnidad y en su octava posterior.
  7. Rosa es un color poco usado. Solo se usa dos domingos al año: el tercer domingo de Adviento, llamado Gaudete, y el cuarto domingo de Cuaresma, llamado Laetare. Simboliza una relajación del rigor penitencial y nos recuerda que la penitencia es preparación para las fiestas que se van a celebrar, Navidad y Pascua. De ahí que este color sea la “mezcla” de color morado y blanco.
  8. Hay también un tipo de tela que se usa cuando se quiere dar mayor solemnidad a algunas celebraciones: son las telas con hilos de oro, doradas. Se puede usar en todos los colores excepto en el negro y en el morado por su carácter penitencial y de luto.

Colores litúrgicos y vida cristiana

Estos colores no solo tienen que estar presentes en las vestiduras sacerdotales, también tienen que estar en nuestro corazón. Así:

  • Vivir con el vestido blanco de la pureza, de la inocencia. Reconquistarla con nuestra vida santa.
  • Debemos vivir con el vestido rojo del amor apasionado a Cristo, hasta el punto de estar dispuesto a dar nuestra vida por Cristo, como los mártires.
  • Debemos vivir el color verde de la esperanza teologal, en estos momentos duros de nuestro mundo, tendiendo siempre la mirada hacia la eternidad.
  • Encarnar el vestido morado, pues la penitencia, la humildad y la modestia deben ser alimento y actitudes de nuestra vida cristiana.
  • Vivir el vestido rosa, pues el Cielo es para los que son felices en la tierra; porque para los Hijos de Dios todo es motivo de alegría, puesto que todo es para nuestro bien.
  • Y por último, el vestido azul que nos lleva a mirar continuamente el cielo, aunque tengamos los pies en la tierra.

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