9 RETOS PARA LOS RECIÉN CASADOS (II). Cuando el matrimonio es cosa de tres

Se suele decir que el matrimonio es un salto sin paracaídas, una locura. ¿Cómo puedes comprometerte para siempre si no sabes dónde estarás dentro de 20, 30, 40 años…? Ahí está la grandeza de nuestra libertad. Podemos hacerlo. Somos capaces de entregarnos. Y los cristianos además contamos con una ayuda extra. Después de ver los 3 básicos para un matrimonio de recién casados, hablamos de los retos que se plantean cuando el matrimonio es cosa de tres:

1. “No te vayas a dormir con el enemigo”

Se lo escuché a un sacerdote en un curso sobre noviazgo. Nunca hay que irse a dormir enfadados. Acotar el enfado a menos de 24 horas es un primer paso. Ya veréis cómo luego la duración va disminuyendo. Todo es ponerse. El perdón es esencial en cualquier relación, más en un matrimonio. Sin embargo, el perdón no viene con el “equipamiento de serie”, sino que hay que ir entrenándolo, y si podéis hacerlo desde el noviazgo, mejor. Entonces es mucho más sencillo, porque claro, cuando sois novios, discutís y cada uno a su casa, “como si nada”... pero en el matrimonio es diferente: quien ha discutido contigo va a cenar contigo… y va a dormir en tu cama. Perdonar con rapidez no se improvisa. La buena noticia es que no estamos solos en esto. El día antes de nuestra boda, una amiga —ya casada— que no podía venir, me escribió un precioso mensaje. Uno de los párrafos es el siguiente gran consejo:

“Otra cosa que notarás es cómo Dios ayuda para que no nos dejemos llevar por el orgullo y la rabia en las pequeñas peleas de pareja y cómo nos mueve a pedir perdón incluso cuando creemos que la culpa no es nuestra. Te lo digo en serio: en alguna pelea boba que hemos tenido he sentido claramente cómo el Espíritu Santo me pedía que se me pasase la tontería y pidiese perdón, y yo le contestaba que no, que él se merecía que estuviera enfadada y que tenía que continuar así. Entonces el Espíritu Santo me decía: Si no lo puedes hacer por él, porque ahora estás muy enfadada, te pido que lo hagas por mí”.

2. “En la calle codo a codo, somos mucho más que dos”

Se dice que el matrimonio es cosa de tres: los esposos y Dios. Esto, además de saberlo, hay que experimentarlo. Para empezar: ser conscientes de que el matrimonio es un sacramento. Y eso no significa solamente que estamos “casados por la Iglesia”, sino que Dios nos da toda la gracia del sacramento. Caí mucho más en la cuenta gracias a “El libro del matrimonio”, de J.P. Manglano. Y recuerdo perfectamente el momento de la luna de miel en el que pensé: “¡Esto es real!”. Creo que los cristianos a veces no nos damos cuenta de los tesoros que tenemos. Este es uno de ellos, y quizá no lo aprovechamos lo suficiente. El sacramento del  matrimonio no es una guinda que se pone al pastel, es mucho más. El punto 1642 del Catecismo de la Iglesia Católica, me parece que lo explica genial: «"Pues de la misma manera que Dios en otro tiempo salió al encuentro de su pueblo por una alianza de amor y fidelidad, ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia, mediante el sacramento del Matrimonio, sale al encuentro de los esposos cristianos" (GS 48,2). Permanece con ellos, les da la fuerza de seguirle tomando su cruz, de levantarse después de sus caídas, de perdonarse mutuamente, de llevar unos las cargas de los otros (cf Ga 6,2), de estar "sometidos unos a otros en el temor de Cristo" (Ef5,21) y de amarse con un amor sobrenatural, delicado y fecundo. En las alegrías de su amor y de su vida familiar les da, ya aquí, un gusto anticipado del banquete de las bodas del Cordero».

3. “Familia que reza unida, permanece unida”

El autor de esta frase fue Patrick Peyto, fundador del Apostolado del Rosario en Familia. Y no solo el Rosario es una buena oración para rezar juntos. Bendecir la mesa, enseñar a los niños desde pequeños unas oraciones fáciles al levantarse y al irse a dormir, ir a Misa el domingo en familia (y que se note que es un día importante: poniéndonos más elegantes, preparando algo especial para comer…), y que los hijos vean rezar a los padres. El ejemplo arrastra. También la oración de cada uno, a solas con Dios, es un momento genial para coger fuerzas para el día a día. Hablar con Dios de tu marido/tu mujer, aprender de Él cómo amar mejor, contarle lo que nos preocupa y lo que nos ilusiona de nuestra familia... Lucía Martínez Alcalde Tercera parte: 9 retos para los recién casados (III). Si aspiras a un amor del bueno Primera parte: 9 retos para los recién casados (I). El fondo de armario del matrimonio

9 RETOS PARA LOS RECIÉN CASADOS (I). El fondo de armario del matrimonio

"Lo mejor está por venir” fue uno de nuestros lemas del noviazgo, y sigue siéndolo, ahora ya casados. Para algunos puede resultar simplemente una frase bonita, pero un matrimonio cristiano tiene la confianza de que, si lucha cada día por quererse más, contando con la ayuda de Dios, esa frase se convierte en una realidad. Cuando éramos novios esta idea tenía además el añadido de saber que el noviazgo solo era una etapa, una preparación para lo mejor, que vendría después, y que la boda era el comienzo de la aventura. Poco después de casarnos, el Papa Francisco les decía a las familias que “https://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2015/documents/papa-francesco_20150706_ecuador-omelia-guayaquil.html" target="_blank" rel="noopener">El mejor de los vinos está en esperanza, está por venir para cada persona que se arriesga al amor”. Ahora bien: que sea bonito y sea verdad no quiere decir que sea fácil. Casarse, ser esposos, entregarse para siempre, pensar más en la felicidad del otro que en la tuya… suena apasionante, pero se tiene que ir concretando cada día, a menudo en cosas pequeñas. Aunque suene paradójico, si queremos que “lo mejor esté siempre por venir”, hay que “currárselo”. El amor se construye. La buena noticia es que no estamos solos en esto. Y que la entrega de toda una vida que hicisteis al casaros, se da en cada instante, sin agobiarse por mañana o el mes que viene. Como diría Fito: “Lo que te llevará al final serán tus pasos, no el camino”. Y cada paso que damos para amar más y mejor, hace el siguiente paso más ligero y más de amor del bueno. El Papa hablaba de “arriesgar en el amor”. Así que me gustaría señalar 9 retos que pueden encontrarse unos recién casados en sus primeros meses/años de aventura matrimonial. En este post, la primera entrega: El fondo de armario del matrimonio

1. Conocerse sin parar

Si habéis tenido un buen noviazgo, habéis hablado a fondo, habéis sido sinceros… la convivencia no traerá demasiadas sorpresas. Esto es compatible con que nunca acabaréis de conoceros. Las personas solemos cambiar y madurar, por eso dicen los entendidos que el reto consiste en no dejar de admirarse por las cualidades del otro y en crecer juntos.  “Volverse experto en su pareja” es una idea que leí en http://hablemosobrefamilia.blogspot.com.es/2015/01/tips-para-mejorar-la-comunicacion-en-el_21.html" target="_blank" rel="noopener">este artículo y que me pareció muy bien explicada. Ser expertos en el otro no es solo que sepamos qué pie calza, los nombres de sus bisabuelos y sus secretos más profundos. Ser expertos es también conocer cómo reacciona ante los sucesos, cómo siente, qué cosas le afectan y cómo… A veces habrá que preguntar, no querer ser adivinos: “¿Esto te ha sentado mal?”, “¿Te encuentras triste por algo?”, “¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?”. Y si eres la parte afectada, habrá que comunicarlo, con sencillez, sin pretender que el otro sea un adivino. En vez de recluirte en un mutismo frustrante, puedes decir claramente y con cariño: “Mira, es que yo esperaba esto, y me he encontrado con esto otro, y entonces me ha sentado a cuerno quemado”. Ser expertos en el otro es también saber cuándo es mejor no decir nada y simplemente estar y comprender.

2. Aprender a reírse juntos

No hay buen amor sin buen humor, nos dijo una de las ponentes en nuestro curso prematrimonial. Para llegar a esto lo primero es aprender a reírse de uno mismo, y no tomarse demasiado en serio. Si tienes una “lady drama” en tu interior o eres un perfeccionista quisquilloso… relax. Se trata de dar a cada cosa la importancia que tiene, y aprender a afrontar las dificultades y los contratiempos (ya vengan de fuera, o de los defectos del otro, o de uno mismo) con deportividad, sin bajones, sacando lo bueno de la situación, aprendiendo de lo que haya que aprender… y riéndose juntos. Esto es más fácil cuanto más expertos sois el uno del otro. Puede ser muy útil por ejemplo, si ves que ella está a punto de enfadarse (porque la conoces y “la ves venir”), hacer un placaje al enfado con una broma, un gesto cariñoso, o simplemente un: “Estás arrugando la nariz. Se acerca tormenta”. Eso sí: buen humor y amor siempre juntos. Cuidadito con las ironías ingeniosas pero hirientes.

3. Las grandes pequeñas cosas

Un post-it en la mesilla, una nota deslizada en la funda del ordenador para que la vea al llegar al trabajo, unas flores-porque-sí… pero también un “ya lo hago yo”, el esfuerzo por ser un poco más ordenado porque sabes que lo agradecerá —aunque te quiere como eres—, pasar por alto un despiste sin importancia —en vez de montar un drama—, una sonrisa al llegar a casa, aunque estés muy cansada… Todo eso va construyendo el amor. Día a día, minuto a minuto. No hay que bajar la guardia. Y, junto a esto: el agradecimiento. Creo que es una actitud genial para no dejar de admirar al otro. Es comprensible que con la convivencia, la confianza, etc, acabes dando por supuesto ciertas cosas y dejes de apreciarlas y agradecerlas. Total, ya sabemos que él plancha y yo hago los baños, o que me encargo yo siempre de arreglar electrodomésticos porque él es un manazas… Es comprensible, pero me parece importante no dejar de decir “gracias”, porque es una manera de tener presente cuánto te ama: a veces te lo demuestra con una cena romántica, y, más cotidianamente, con algo tan prosaico como bajar la pila de ropa acumulada por planchar. Todo suma. Lucía Martínez Alcalde Segunda parte: 9 retos para los recién casados (II). Cuando el matrimonio es cosa de tres Tercera parte: 9 retos para los recién casados (III). Si aspiras a un amor del bueno

El Papa Francisco no estará solo en San Valentín

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El Santo Padre durante la audiencia de San Valentín de 2014
  El Consejo Pontificio por la Familia ha anunciado que, hasta el momento, más de 17.000 novios se han inscrito para la audiencia que el pontífice concederá en la plaza de San Pedro el próximo 14 de febrero. Esta iniciativa surge dentro del marco del programa "La alegría del SÍ para siempre", promovida por el propio Consejo Pontificio. "Esta es una pregunta que tenemos que hacernos:  ¿es posible amarse por siempre?", afirmó el Papa durante el encuentro del año pasado. Es un hecho –prosiguió el Santo Padre–  hoy la gente tienen miedo a tomar decisiones, hoy en día todo cambia rápidamente, nada dura para siempre ... esta mentalidad lleva a muchos de los que se están preparando para el matrimonio a que decir: 'estamos juntos siempre y cuando haya amor ', ¿y luego qué? Sobre esa mima línea afirmó: “Si el amor es una relación, entonces es una realidad que crece y también podemos decir, a modo de ejemplo, que se construye como una casa. Y la casa se edifica en compañía, ¡no solos!.. No querrán construirla sobre la arena de los sentimientos que van y vienen, sino sobre la roca del amor verdadero, el amor que viene de Dios. La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer como se construye una casa: que sea lugar de afecto, de ayuda, de esperanza”. Así como el amor de Dios es estable y para siempre, dijo el Papa, queremos que el amor en que se asienta la familia también lo sea. No debemos dejarnos vencer por la ‘cultura de lo provisional’. Así que el miedo del ‘para siempre’ se cura día tras día, confiando en el Señor en una vida que se convierte en un viaje espiritual diario, hecho de pasos, de crecimiento común...Porque el ‘para siempre’ no es solo cuestión de duración. Un matrimonio no se realiza sólo si dura, es importante su calidad. Estar juntos y saberse amar para siempre es el desafío de los esposos cristianos. En el Padrenuestro decimos ‘Danos hoy nuestro pan de cada día’. Los esposos pueden rezar así´: ‘Señor, danos hoy nuestro amor de todos los días.... enséñanos a querernos’”. Con esa palabras, quedaremos a la espera de saber qué nos dirá este año el Sumo Pontífice.    

Abrazos para salvar tu matrimonio del divorcio

Abrazos para salvar tu matrimonio del divorcio:

¿Y si se pudiera recuperar el amor de algún modo y evitar el divorcio?

Ya está todo hablado con el abogado para el divorcio. Está decidido. Desde hace tiempo el matrimonio ya no funciona y parece que el divorcio será la mejor solución para los dos. O quizá no. ¿Y si se pudiera ">https://www.arguments.es/comunicarlafe/de-tanto-comportarse-como-un-hombre-enamorado-se-volvio-a-enamorar%EF%BB%BF/">recuperar el amor de algún modo? Una campaña publicitaria en China nos cuenta cómo a veces la ruptura del matrimonio y optar por el divorcio no es la única solución.

I believe in love again:

A través del lema #ibelieveinloveagain y usando el blanco y negro, este vídeo nos propone una segunda oportunidad para los matrimonios de China, y que sirve también para todos aquellos matrimonios que se estén planteando darse por vencidos. La pareja del vídeo decide divorciarse en un mes, pero la chica pone una condición: que la abrace todos los días hasta que llegue el día de la separación. Su marido está de acuerdo y comienzan un reto al que se enfrentan casi sin saberlo: salvar su matrimonio del divorcio. https://www.youtube.com/watch?v=uM--u08fE0Q

¿Esperar hasta la noche de bodas?

¿Esperar hasta la noche de bodas?

Este artículo es una traducción de una columna de Steven Crowder en Fox News titulada "Waiting till the wedding night - getting married the right way". El original fue publicado el 14 de septiembre de 2012. La traducción es de Hernando Bello.

Cualquiera que haya leído mi columna sobre la abstinencia en "Fox News Opinion" puede adivinar que mi matrimonio es algo que he esperado con ganas durante un tiempo. Ya después de casarnos a finales de agosto, puedo decir, sin ninguna duda, que era todo lo que esperaba y por lo que rezaba desde niño (también rezaba por ser mordido por una araña radioactiva y así desarrollar manos pegadizas, pero... sí, era un tonto).

Dejadme decir, como prefacio de esta columna, que mi esposa -tuve que acostumbrarme a decir esto- y yo no sólo nos contuvimos sexualmente: tampoco nos fuimos a vivir en unión libre. Y, lo más importante, nos cortejamos de una manera coherente con nuestros valores -públicamente profesados.

Lo hicimos bien:

https://www.arguments.es/wp-content/uploads/comunicarlafe/2012/10/photo-1472589757312-2f192d867ee2-800x533.jpeg" alt="" width="550" height="367" /> ¿Esperar hasta la noche de bodas? ¡Merece la pena..!

¿Sentirnos juzgados? No me importa en lo más mínimo. ¿Sabes por qué? Porque nosotros dos fuimos juzgados durante toda nuestra relación. La gente se reía y burlaba de la ingenua pareja cristiana, joven e ingenua.

Decían que no llegaríamos a casarnos sin antes tener relaciones, y, en caso de lograrlo, nuestra noche de bodas sería rara, embarazosa y detestable.

La gente no podía estar más equivocada. Viendo el pasado, pienso que las mujeres que lo decían se sentían las "fulanas" que eran últimamente, y los hombres -que con su "hombría" se detenían en sus patéticas conquistas sexuales- se sentían amenazados.

No escribo esta columna para pavonear, cosa que me gustaría, sino para ser altavoz de todas las parejas jóvenes que han hecho las cosas de la forma correcta. Cuando la gente se casa bien, no se queja tanto; por eso, sus voces son silenciadas por la chusma de charlatanes promiscuos, que promocionan su mundo "progresista" patético.

Nuestro matrimonio fue perfecto. La noche no se quedó corta en asombros. Esto lo escribo en un avión, que se dirige a un paraíso tropical, al lado de la mujer más hermosa con quien se puede andar en la Tierra. Sé que todos dicen que su novio o esposa es la más hermosa. Se equivocan: yo gano.

https://www.arguments.es/wp-content/uploads/comunicarlafe/2012/10/photo-1488116438332-30c57aca5d9d-400x600.jpeg" alt="" width="350" height="525" />La mañana después de nuestra boda:

Me gustaría, sin embargo, contarles una historia de la mañana después del matrimonio: se traduce en una de las experiencias más deslumbrantes que he tenido.

Mi esposa -recuerdo, no me acostumbro a decirlo- y yo bajamos a desayunar en el sitio donde pasamos la noche. Comentábamos sobre lo excitante que resultaba empezar una vida juntos y, a la vez, lo "escalofriante" que parecía: todo era tan diferente. Mientras estábamos en la mesa, escuchamos a la mesa vecina que hablaban sobre una boda de la noche anterior. ¡Qué coincidencia!

-"La cosa es que nada ha cambiado en realidad" -dijo la recién casada.

Mi esposa, perpleja, preguntó: "¿Se casaron anoche? ¡Nosotros también!".

-¡Felicidades! -dijo la otra-. Sí, lo hicimos.

-¿Dónde está el esposo? -preguntó con inocencia mi mujer.

-Oh, está durmiendo. No había forma de que bajara conmigo a desayunar esta mañana -se detuvo y sonrió-. Digamos que tuvo un dolor de cabeza prolongado después de pasar un buen rato anoche.

Mi corazón se hundió. Un "buen rato" era terrible. Sin disfrutar de la compañía de familiares y amigos lejanos -casi perdidos-; sin mirar con asombro a su esposa; sin querer sumergirse en cada destello de sus ojos, cuando ella le disparaba con su mirada desde la pista de baile; sin tomarse las típicas fotos mientras partían el pastel de la boda; sin llevarla a ella al umbral de la habitación, mientras se acercaban nerviosamente. Nada, él no recordaría nada. En vez de eso, terminó con una resaca. Él era "ese chico"... en su propia boda loca.

¿Una fiesta loca o un evento único en la vida?:

https://www.arguments.es/wp-content/uploads/comunicarlafe/2012/10/photo-1474867985807-96ca17098cc9-401x600.jpeg" alt="" width="380" height="569" /> Haz de tu matrimonio algo memorable.

Caí en la cuenta de algo: nuestro matrimonio fue verdaderamente un evento que no se daría nunca más en la vida. Fue una celebración a los ojos de Dios, de dos vidas separadas que se convertían en una: física, emocional, financiera y espiritualmente. Todo lo que nos hacía individuos se unió con el matrimonio. Nuestra familia vino desde lejos -desde largo y ancho- para celebrar la decisión de dos jóvenes que realmente se comprometían -se entregaban- el uno al otro, de una forma que nunca lo habían hecho.

¿Los de al lado? Simplemente tuvieron una fiesta grande y, la mañana siguiente, una resaca.

Nuestros matrimonios fueron el mismo evento sólo en nombre. Lo sabíamos, lo sabían.

Haz de tu Matrimonio algo memorable, porque sin duda lo es:

Haz el tuyo correctamente. Si eres joven y piensas que deberías entregarte ya y convertirte en un compañero o compañera sexual, hazlo como el "mundo" dice que se debe hacer. Si piensas que debes esperar, y con eso, en las burlas, además de lo difícil que es contenerte por tu futura esposa o esposo, déjame decirte -sin sombra de duda- que lo hagas. Tu matrimonio puede ser el día -y la noche-más memorable de tu vida, o simplemente una fiesta más.

Ups, ¿juzgué? Estás "condenadamente" en lo cierto si crees que lo hice.

De tanto comportarse como un hombre enamorado, se volvió a enamorar

De tanto comportarse como un enamorado, se volvió a enamorar:

Las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio chocan en la actualidad con la forma de verlo de muchas personas. Se piensa que la fidelidad es muy difícil, que es cosa de otra época... Por supuesto que no es algo fácil ser fiel a tu marido o a tu mujer, pero es posible. Sólo hay que poner cada día un poco de tu parte, sabiendo que no somos perfectos. Este vídeo es un ejemplo de que sí se puede y de cómo el amor se construye día a día.

A veces con el tiempo y la rutina se puede enfriar y parecer que se ha terminado. Pero si lo peleas, si te comportas como un enamorado, verdaderamente te volverás a enamorar. Porque el amor no es solo un sentimiento, es la decisión libre y voluntaria de querer a esa persona por encima de todo. Y verdaderamente, vivirlo así, ¡vale la pena!

  https://www.youtube.com/watch?v=FJf5jt0AJ_g&t=6s  

Arguments