Suceda lo que suceda

29/04/2022 | Por Arguments

Antonio Rojas

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catequesis

la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2022/04/Sordociego-Paquito-e1651224357797.jpeg"> La vida no es un problema a ser resuelto, sino una realidad a experimentar. -Soren Kierkegaard- Me aconsejaron ver este vídeo: YouTube: Francisco Feria: el día a día de un sordociego, y ahora soy yo el que lo aconseja. Francisco Feria, Paquito, es viudo de 50 años y vive solo, por propia voluntad, en un pequeño piso de Madrid. Hasta aquí normal, ¿no?, pero Paquito tiene una particularidad: es sordociego, ni oye ni ve ni puede hablar. Francisco Feria lleva toda su vida en silencio y en total oscuridad desde los 10 años. Como otros 6.000 españoles, padece el síndrome de Usher, una rara enfermedad hereditaria que acaba con los sentidos del oído y la vista. La única comunicación que tiene con el mundo es el contacto físico. Francisco solo cuenta con el tacto para comunicarse. Sus manos son sus ojos y oídos. A través del tacto ha aprendido a comunicarse. Domina el lenguaje dactilográfico y lleva una vida prácticamente normal. Con un móvil especial facilitado por la ONCE, recibe toda la información como un ciudadano cualquiera. En el vídeo Paquito cuenta: —Nací sordo y veía muy poco. Por el ojo derecho no tenía visión. Vivía en Sevilla. Luego fui a un colegio específico de sordociegos en Madrid. Me casé, se murió mi mujer y tengo dos hijos que los cuida mi suegra; yo me viene a Madrid solo. Mi hijo es sordo y mi hija es hipoacúsica (tiene un poco de sordera). Voy solo a comprar, voy tocando las cosas hasta que las encuentro o pregunto con la tablilla que utilizo de comunicación, la gente me ayuda y luego yo me traigo la compra solo. Tengo asumido que mi vida es así, que me pueden hacer daño o me puedo tropezar, pero me da igual, no tengo miedo. Si hay algún momento de tristeza intento salir de ella. Intento siempre buscar situaciones de felicidad y estar a gusto. Las personas como Paquito nos enseñan una importante lección: hay que tener el suficiente criterio para saber si cualquier suceso es bueno o dañino haciéndonos la siguiente pregunta: «¿En qué medida esto que me pasa me impide llevar a cabo acciones valiosas para mí o para los demás?». Así es Paquito, el sordociego de Madrid que se niega a calificar su peculiar situación de penosa, deprimente, terrible. Como él, hay muchas personas en situaciones especiales —enfermedad, impedidos, en paro…— que escogen aprovechar su vida haciendo algo positivo hasta el mismísimo día de su muerte, y eso, suceda lo que suceda.

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