La Anunciación. Fra Angélico

29/03/2014 | Por Arguments

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LA ANUNCIACIÓN San Lucas nos narra el suceso: El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada (…). El ángel entrando en su presencia dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’. Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: ‘No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande y se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin’. Y María dijo al ángel: ‘¿Cómo será eso, pues no conozco varón?’. El ángel le contestó: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado hijo de Dios (…).’ María contestó: ‘He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra’. Y el ángel se retiró” (Lucas 1, 26-38)

Comentario al pasaje del Envagelio

La escena tuvo lugar, como dice la narración, en Nazaret. Un pueblo pequeño, de donde eran residentes María y José. Es claro que aún no convivían juntos tras los desposorios y así María afirma: “No conozco varón”. En el lenguaje bíblico, “conocer”, no significa exclusivamente saber quién es una persona, porque si no, María hubiese dicho “no conozco a José”. “Conocer” quiere decir aquí unión sexual. Existen muchos ejemplos del uso de ese verbo con dicho significado en la Biblia. Es decir, no se había consumado el matrimonio. “Ángel”, viene de la palabra griega “noticia”, “noticiero”, “mensajero”, “enviado”. Y en el lenguaje bíblico, como podemos leer en el Antiguo Testamento (por ejemplo, en el libro del profeta Daniel), el ángel es un enviado de Dios con una misión concreta. Su repentina aparición y desaparición nos hace pensar en un ser espiritual, quizá con forma y lenguaje humano (el arameo en este caso, que era el idioma que hablaba María cotidianamente). En otros pasajes de la Biblia (libro de Tobías), aparecen también ángeles, con forma humana, que se presentan cuando son necesitados y desaparecen terminada su misión. En ocasiones –como en ésta– se revela la identidad de su naturaleza e incluso su nombre, “el ángel Gabriel”.

Cómo representa Fra Angélico la Anunicación

La Anunciación se produjo en casa de María, a solas, pues nada nos dice el texto de testigos presenciales. No sabemos qué estaba haciendo María en aquel momento. Tal vez cosía, tal vez dormía. La tradición sugiere que estuviese rezando, aunque ello no era imprescindible. Por eso Fra Angélico la pinta con un libro, que no puede ser otro que el libro de la Ley. Pero las mujeres, en aquella época, eran analfabetas. Solo eran instruidos los varones, y solo estos sabían leer. Las ceremonias en los pueblos tenían lugar en las sinagogas, donde había un espacio para las mujeres, que sí podían escuchar la palabra, proclamada por el lector –siempre varón–, y su comentario. Pero lo hacían discretamente, quizá a través de una celosía al efecto. Sin embargo la actitud de oración, a la que normalmente aluden los artistas, nos muestra la unidad muy especial que María tiene con Dios. La inclinación del ángel –en principio, un ser más perfecto que la criatura humana– resalta la excelencia de María. También el color azul de sus ropas hace referencia a alguien muy especial. La pintura azul se reservaba para ocasiones excepcionales, por ser un tinte muy caro, obtenido de polvo de lapislázuli, o de calentar a grandes temperaturas mineral de cobalto. La casa de Nazaret sería pobre, como lo eran las de una aldea perdida en el alto Jordán. Aquí se traza por el artista una galería de un palacio, con unas columnas muy esbeltas y con medallones decorativos. La belleza arquitectónica, imaginada, enfatiza la relevancia de la escena. Por cierto, Fra Angélico hace una descripción de la Trinidad: representa en ese medallón arquitectónico a Dios Padre; el “haz de oro”, que baja del cielo y se posa en María es “el Espíritu Santo [que] te cubrirá con su sombra”; y “el que ha de nacer de ti” es el Hijo, exhibiendo así la presencia de la Trinidad: Padre, Espíritu e Hijo. Es curioso lo que Fra Angélico ilustra en la parte izquierda del cuadro. Primeramente un hermoso jardín de ingenuas y blancas florecillas, que muchos artistas copiarán, en esta misma escena, para representar la sencillez, la pureza y la virginidad de María. Pero también aparecen otros dos personajes. Estos son Adán y Eva (primeros humanos conforme a la Biblia) que, según el libro del Génesis, fueron expulsados por un ángel del paraíso por desobedecer a Dios. Pero en aquel entonces, Dios les promete un Salvador. “Jesús” en semita, significa “salvador”. Es decir, se cumple la promesa de que, tras la transgresión sufrida en el pasado, vendrá ahora el rescate, el perdón.

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