Nunca encontrarás el arco iris,
si estás mirando hacia abajo.
–Charlie Chaplin-
Tenía todas las papeletas para ser un amargado y resentido de la vida porque, para empezar, Xavi Torres nació —aquel 14 de junio de 1974 en Palma de Mallorca— tetrafocomélico, es decir, con malformaciones en los brazos y en las piernas. Tenía razones para encerrarse en sus limitaciones y dedicarse a explotar a los demás para que lo ayudasen en su desgracia, porque gran desgracia es no tener pies ni manos.
En su infortunio, Xavi tuvo una suerte inmensa: sus padres. Superados los momentos lógicos de estupor, los padres de Xavi tomaron la más sabia de las decisiones: es un niño normal con limitaciones; tiene que aprender a valerse por sí mismo. Y lo enseñaron a superarse, a ser emprendedor, optimista, acogedor y agradable.
Sin pies y sin manos se hizo deportista paralímpico de élite en natación. Ganó numerosas medallas en olimpiadas, mundiales, europeos, encuentros internacionales…
Toni Nadal, entrenador del gran tenista Rafa Nadal, dice de Xavi:
─La primera vez que alguien me habló de Xavi fue mi madre. Tuvo la suerte de sentarse a su lado en una cena. Es de todos conocida su enorme simpatía y cercanía; pero la frase que recuerda mi madre es la que le expresó sobre lo afortunado que se siente él. Le dijo literalmente: «Yo he tenido mucha suerte en la vida».
Mi madre ha contado esta anécdota en un sinfín de ocasiones. Y yo la reproduzco aquí y la ratifico. Siempre que he tenido la oportunidad de charlar con Xavi desprende alegría y agradecimiento. Y eso, como es bien sabido, es de bien nacidos.
Recuerdo que hablando una tarde con un amigo me dijo: Antonio, llevo días dándole vueltas a una idea: el agradecimiento es primo del optimismo. ¿Por qué? Porque cultivar el optimismo tiene mucho en común con cultivar la gratitud.
Más de una vez he pensado en la relación agradecimiento-optimismo. Las dos son actitudes voluntarias que tienen el hábito de esforzarse por encontrar el lado positivo de la situación. Digo actitudes porque a nadie le «sale natural» ser optimista o ser agradecido, no son parte de las emociones básicas del ser humano; se adquieren mediante el esfuerzo y el trabajo.
No nos engañemos, lo más fácil es ser pesimista, porque lo más simple es decir que no y dar por sentadas las cosas, pero cuando se hace el esfuerzo por ver lo positivo, aunque uno esté tetrafocomélico, puede decir convencido: he tenido mucha suerte.