Hace dos años

16/06/2017 | Por Arguments

Antonio Rojas

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la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2017/06/Trabajar-y-rezar.-HACE-DOS-AÑOS-1-e1497615752468.jpg"> Soy solo una; pero aun así soy una. No puedo hacerlo todo, pero puedo hacer algo. -Helen Keller- Cuentan que un hombre, a base de mucho trabajo, convirtió, en el espacio de dos años, un terreno pedregoso en un jardín lleno de flores que se hizo famoso en toda la región. Un día, un santo varón pasó por el jardín y, para que el jardinero no olvidara quién era el creador supremo de su obra le dijo: —Jardinero, este jardín tan hermoso es una verdadera bendición que Dios te ha dado.           El jardinero comprendió el mensaje y respondió: —Tienes razón, santo varón. Si no fuese por el sol y por la lluvia, por la tierra y por el milagro de las semillas y por las estaciones del año, no tendría ningún jardín. ¡Pero deberías haber visto cómo estaba este lugar hace dos años, cuando Dios lo tenía solo para sí mismo!            Hay una frase que, con ser cierta, cuando se usa en exclusividad, se puede convertir en tapadera de irresponsabilidades: Si Dios quiere, ya se hará.           Está muy generalizada esta expresión entre la buena gente. Entre los de arriba, los del medio y los de abajo. Sin embargo, a veces, hay que tomar responsabilidades y «desbrozar el solar» para sembrar el jardín. Al tener que pelear con los pedruscos y malas hierbas, rehuimos el esfuerzo con el consabido: Si Dios quiere…           ¡Y claro que quiere! Pero, ¿dónde está escrito que ese querer de Dios nos exonere del trabajo, del esfuerzo, de la lucha? La solución no está en que nos retiremos del mundo, sino en que hagamos presente nuestra fe aportando soluciones a tantas cuestiones del día a día que son mejorables. No podemos refugiarnos en frases hechas para vegetar en el anonimato, y que nos llevan a ser creyentes que rezan, pero no se sacrifican; que llevan una vida ramplona, sin sobresaltos, mediocre y gris como un atardecer invernal sin sol. El mundo está empachado de vulgares, de prudentes, de encogidos que viven con la idea vaga de que hemos de ser mejores; pero nunca buscan soluciones concretas para mejorar. Una vez, un hombre experto en la vida me dijo: Antonio, uno no es más hombre porque sepa dar puñetazos; pero es menos hombre sino sabe darlos cuando llega la ocasión. No cabe duda de que Dios da el incremento, que hace prosperar, pero nosotros tenemos la obligación de plantar la semilla, porque, con nuestro esfuerzo, pueden ser jardines espacios que eran tierras baldías antes que nos pusiéramos manos a la obra, hace unos dos años.    

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