Eliminar la cruz

20/04/2018 | Por Arguments

Antonio Rojas

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la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2018/04/cruz-de-callosa-de-segura-e1524221025580.jpg"> El cristianismo no inventó la cruz,  sino el valor para soportarla.  ?P. Plus?            En Callosa de Segura, Alicante, el ayuntamiento de mayoría PSOE-Podemos, decidió retirar la Cruz de los Caídos, la «cruz franquista» que fue colocada en 1942 a la puerta de la iglesia del pueblo. La mayoría de los vecinos se opusieron a la retirada de «su» cruz, la cruz del pueblo de Callosa. Se organizaron en la Plataforma en Defensa de la Cruz y consiguieron retrasar la destrucción de la cruz. Al final, fue retirada. Días después, la cruz reaparece en forma de holograma proyectado sobre la pared de la iglesia, justo donde estaba antes. El ayuntamiento se opone y multa a la vecina desde cuyo balcón se proyecta la cruz. A los pocos días, cientos de balcones aparecen con la imagen de la cruz fotografiada en balconeras. La historia se repite últimamente, con sus particulares matices, en diversos lugares de España, amparándose en la aplicación torticera de la sectaria y revanchista Ley de Memoria Histórica. ¿Por qué molesta la cruz? Natalia Ginzburg (1916-1991), novelista, ensayista, dramaturga y política italiana, escribió en el periódico L’Unitá el 22 de marzo de 1988:           El crucifijo no engendra ninguna discriminación. Calla. Es la imagen de la revolución cristiana, que ha esparcido por el mundo la idea de la igualdad entre los hombres, hasta entonces ausente. La revolución cristiana ha cambiado el mundo. El crucifijo es el signo del dolor humano. El crucifijo forma parte de la historia del mundo. En nuestros días hay una auténtica ofensiva para eliminar la cruz, el crucifijo, de todos los lugares públicos. Una ofensiva impulsada por un secularismo agresivo que pretende eliminar los símbolos cristianos sustituyéndolos por el vacío, la ausencia, la gris confusión. Buscan crear una cultura totalmente incolora (dicen ellos), aséptica, liofilizada, basada en la nada, que produce un profundo vacío existencial. Por el contrario, asegura el papa Francisco (24 de marzo 2013) que la cruz de Cristo, abrazada con amor, nunca conduce a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de ser salvados. ¿Nos vamos a quedar con los brazos cruzados viendo cómo el odio, la revancha, la violencia y el resentimiento pretenden sustituir el signo de la paz y el amor, el signo que ha cambiado el mundo, que proclama la igualdad de todos, que aglutina en sí el dolor de la humanidad? Si a ninguna persona honrada le estorba la cruz, le molesta el crucifijo, ¿a quiénes, pues, sirven esos que tanto empeño ponen en eliminar la cruz?  

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