El espejo de Oesed

21/07/2017 | Por Arguments

Antonio Rojas

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la chispa

">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2017/07/El-espejo-Oesed-1-e1500626782532.jpg"> La felicidad nace de la moderación -J. W. von Goethe- La moderación es cordura, sensatez, templanza, esa cualidad que nos lleva a usar razonablemente las cosas y nos ayuda a ser dueños de nosotros mismos poniendo orden en nuestros sentimientos, gustos y deseos. Para conseguir ser moderados, es necesario cuidar que los deseos no terminen atrapándonos como si fueran una droga. Tenemos un buen ejemplo en el diálogo entre Harry Potter y Dumbledore. Harry ha descubierto un espejo sorprendente, el espejo Oesed (la palabra oesed, puesta ante un espejo, se lee deseo). Cuando Harry se mira en ese espejo, se ve acompañado de sus padres, a los que nunca llegó a conocer. Harry llega, por tercer día consecutivo, a la habitación del espejo, y Dumbledore le explica que ese espejo muestra el más profundo deseo del corazón: —Para ti, que nunca conociste a tu familia, verlos rodeándote…; sin embargo, Harry, este espejo no nos dará conocimiento o verdad. Hay personas que se han consumido ante esto, fascinadas por lo que han visto. O han enloquecido, al no saber si lo que muestra es real o siquiera posible… Con frecuencia nos gusta imaginar todas las cosas que deseamos y no tenemos y, alguna vez, como desahogo de la imaginación, puede valer, pero es un sueño tan bonito como irreal. Escaparse allí, huir de la realidad, solo nos aporta una mayor decepción. Por eso Dumbledore concluye: —Y si alguna vez te cruzas con el espejo, deberás estar preparado. No es bueno dejarse arrastrar por los sueños y olvidarse de vivir; recuérdalo. Atrapados por el mundo consumista que nos rodea, fácilmente podemos caer en la tentación de vivir solo para satisfacer todos nuestros deseos, crearnos la necesidad de tener cada vez más cosas, olvidándonos de valorar el presente y lo que ya tenemos, porque estamos angustiados por lo que queremos conseguir. La propaganda nos hace desear todo, incluso lo que está por encima de nuestras posibilidades, haciéndonos ver, por otro lado, que lo que ahora tenemos es poco. Esa tensión puede provocar mucha tristeza. Quien aprende (hay que aprenderlo, no se regala) a estar contento con lo que tiene, quien se conforma con menos de lo que puede alcanzar, es feliz, pues no necesita más. Pero a quien todo le parece poco para conseguir la felicidad, está condenado a no obtenerla, porque son muchas las cosas que no necesitamos, y en esa búsqueda se nos va el tiempo, y nuestro interior se llena de preocupaciones que nublan las bondades de las que disfrutamos en el día a día. Lo importante es vivir en armonía con uno mismo y no evadirse de la realidad mirándose en el espejo de Oesed.

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