Eucaristía

Eucaristía Arguments

En la celebración Eucarística tocamos a Dios y somos tocados por Él. Bajo las especies de pan y vino Jesucristo se encuentra verdadera, real y sustancialmente presente, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad. Como dice el Catecismo de la Iglesia: «La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana (LG 11). Cada vez que celebramos este sacramento participamos en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. 

“Cuando adoramos al Señor Jesús presente en la Eucaristía, recibimos también una nueva perspectiva de nuestra vida: yo no soy las cosas que poseo ni los éxitos que puedo alcanzar. El valor de mi vida no depende de cuánto pueda presumir ni disminuye cuando encuentro fracasos y contratiempos. Soy un hijo amado, cada uno de nosotros es un hijo amado. Soy bendecido por Dios. Quiere vestirme de belleza y liberarme de toda esclavitud”, Papa Francisco. 

Si supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella”, Santo Cura de Ars.

Aquí encontrarás recursos para vivir mejor la Santa Misa, profundizar en el misterio de la Eucaristía e ideas para cuidar a Jesús Sacramentado.

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Contenidos

  • 01.

    La celebración eucarística, el acontecimiento más grande de nuestra vida

  • 02.

    9 ideas para vivir mejor la Santa Misa

  • 03.

    La Eucaristía, misterio de fe y de amor

  • 04.

    Celebración litúrgica de la Eucaristía

  • 05.

    Consejos para vivir la Misa

  • 06.

    15 ideas del Papa Francisco sobre la Eucaristía

  • 07.

    Los nombres de la Eucaristía

Eucaristía Arguments

“La Eucaristía contiene los anticuerpos para nuestra memoria enferma de negatividad. Con Jesús podemos inmunizarnos de la tristeza”, Papa Francisco. 

“Considerad la experiencia, tan humana, de la despedida de dos personas que se quieren. Desearían estar siempre juntas, pero el deber —el que sea— les obliga a alejarse. Su afán sería continuar sin separarse, y no pueden. El amor del hombre, que por grande que sea es limitado, recurre a un símbolo: los que se despiden se cambian un recuerdo, quizá una fotografía, con una dedicatoria tan encendida, que sorprende que no arda la cartulina. No logran hacer más porque el poder de las criaturas no llega tan lejos como su querer.

Lo que nosotros no podemos, lo puede el Señor. Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, no deja un símbolo, sino la realidad: se queda Él mismo. Irá al Padre, pero permanecerá con los hombres. No nos legará un simple regalo que nos haga evocar su memoria, una imagen que tienda a desdibujarse con el tiempo, como la fotografía que pronto aparece desvaída, amarillenta y sin sentido para los que no fueron protagonistas de aquel amoroso momento. Bajo las especies del pan y del vino está Él, realmente presente: con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad”, San Josemaría, Es Cristo que pasa, 83, p. 4.

“Jesús nos enseña en el sacramento de la Eucaristía la verdad del amor, que es la esencia misma de Dios. Por eso la Iglesia, cuyo centro vital es la Eucaristía, se compromete constantemente a anunciar a todos, «a tiempo y a destiempo» que Dios es amor”, Benedicto XVI. 
“La Eucaristía no es un premio para los buenos, sino que es la fuerza para los débiles, para los pecadores. Es el perdón, es el viático que nos ayuda a dar pasos, a caminar”, Papa Francisco.

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