La víctima olvidada del aborto: el padre del bebé

25/06/2014 | Por Arguments

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https://www.arguments.es/wp-content/uploads/culturadelavida/2014/06/Padre-víctima-aborto.jpg" target="_blank" rel="noopener">Padre, víctima abortoLos artículos y las entradas de blogs que conmemoran el 40 aniversario de la ley Roe vs Wade, una de las tragedias más grandes de la historia de los Estados Unidos, cuentan una historia similar. El tema que tienen en común son cifras inimaginables. Los números cuentan la historia de una nación que, con dolor, se da cuenta de que 55 millones de sus hijos han desaparecido. Y su desaparición fue amparada por una decisión judicial. También se ha escrito, y con razón, acerca de los 10 millones de mujeres que han sido física y psicológicamente afectadas por el aborto, algunas de las cuales sufren de heridas irreparables. Su lucha por ajustar cuentas con el drama del aborto debe ser documentada y repetida para evitar más dolor y más pérdidas. Pero se ha escrito poco acerca de la víctima olvidada del aborto, el padre del niño abortado. Cada vez más, se habla de cómo los “derechos” han ganado terreno. Podemos ver, cada día, anuncios mediáticos acerca de infinidad de temas: desde los derechos de los animales hasta el desde el derecho a portar armas. Es la más pegadiza de todas las frases pegadizas: “nuestros derechos”. Hace cuarenta años, sin embargo, la corte suprema de los Estados Unidos opinó que el hombre no tenía ningún derecho reproductivo. Porque desdehttps://www.arguments.es/culturadelavida/2014/01/22/el-juicio-que-abrio-la-puerta-al-aborto-en-usa/" target="_blank" rel="noopener"> Roe vs Wade ningún hombre en ese país tiene nada que decir acerca de su paternidad. No puede decidir cuántos hijos tener ni en qué periodo de tiempo. Incluso tiene menos que decir para defender a un hijo ya concebido. Conocí a Julio en una entrega de premios de un torneo de pesca cuatro años atrás. Me senté con él, su mujer y dos de sus tres hijos. Durante la cena descubrimos que yo había nacido en el mismo pueblo de Cuba que sus padres. Nos hicimos muy amigos y, como es un gran pescador, ahora salimos a pescar en su bote dos o tres veces al año. Nos mantuvimos en contacto a través de las redes sociales y, debido a mis numerosas publicaciones, él sabía que lucho para acabar con el aborto. Después de las últimas  elecciones, decidí pasar seis semanas en Florida. Parte de mi estancia la dediqué a estar con mi amigo Julio y a pescar con él. Cuadramos nuestros horarios y salimos un día a principios de diciembre. Pero Julio no estaba muy acertado y no se sentía con humor para pescar. Nos rendimos relativamente pronto y después de un par de cervezas me contó su historia. Veintitrés años antes había estado comprometido con una joven mujer con la que había salido un par de años. Aun debían fijar una fecha para la boda, cuando ella le comunicó que estaba embarazada. Julio quería casarse de inmediato y estaba ilusionado con la idea de ser padre. Pero la mujer tenía otros planes. En menos un mes, rompió el compromiso y abortó sin avisarle. Esa noche, había estado pensando en que su hijo abortado habría nacido la primera semana de diciembre. El pescador, grande y robusto, me miraba con lágrimas en los ojos mientras decía, “habría cumplido 23 años esta semana”. Nada de lo que dije le consoló. El hecho es que incluso si Julio hubiera recurrido, hace 23 años, a alguna ayuda legal, no habría tenido ninguna. No hay ninguna ley, ningún recurso judicial, nada que hubiera podido hacer para salvar la vida de su hijo. En nuestros días, donde todos los grupos claman por sus derechos, los padres siguen en el fondo del pozo. Durante 40 años, desde la sentencia de Roe vs Wade, que sentó las bases legales del aborto en Estados Unidos, no hemos dicho nada. Durante 40 años, nuestros derechos reproductivos nos han sido negados. Durante 40 años, hemos permanecido indefensos, y obligados a permanecer quietos y ver cómo nuestros hijos eran llevados al matadero. La tragedia de Roe vs Wade debe terminar. Ya no queremos más niños muertos, ni madres lastimadas, ni paternidades negadas. Basta. Raimundo Rojas Director del comité nacional hispano para la defensa de la vida en Estados Unidos.

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