Martes, 26 de julio
El horror de los campos de concentración no ha impedido que siga floreciendo en Auschwitz. Allí, al lado de un horno crematorio, crecen flores pequeñitas y amarillas. Casi nadie se fija en ellas, con razón: todos van estupefactos ante la capacidad de maldad que tiene el ser humano. Pero las florecillas de Auschwitz no deberían borrarse de su esencia. Además de la vileza humana, ese lugar también presenció actos heroicos: aunque escondidos o pequeños, no se escaparon a Aquel que cuida las flores del campo (cf. Lc 12, 28).
Regresamos medio día atrás
Hoy visitamos Auschwitz por la mañana, un lugar para meditar o rezar. Nos acompañó un sol radiante, hasta que regresamos a Cracovia a las 13.47h. Empezó a nublarse hacia esa hora y cuando arribamos a la estación de autobús, a las 15.15h, estaba lloviendo.
Pero bueno. Sé que debo contar lo que nos pasó ayer por la tarde, así que regreso medio día atrás (más bien, un día, porque si ya he escrito lo que hemos hecho esta mañana…).
En el tranvía que cogimos hacia Łagiewniki, para llegar al Santuario de la Divina Misericordia, nos encontramos con unas voluntarias de Colombia. Nos dijeron que había cerca de mil voluntarios que hablaban español o portugués; que todos se estaban hospedando cerca del Santuario; y que sus turnos eran de ocho o doce horas, el más temprano de 7 a. m.
Los apóstoles de la Divina Misericordia: Santa Faustina y San Juan Pablo II
Una vez en el Santuario, las Misas nos impidieron visitarlo a nuestro ritmo. Mientras hacíamos la fila para venerar la imagen de la Divina Misericordia y las reliquias de Santa Faustina (ubicadas en una misma capilla), empezó una Eucaristía allí y disolvieron la cola. Nos encaminamos entonces a la Basílica: otra Misa. Ya se veía que el Señor quería que rezáramos, porque hallamos la Capilla de Adoración disponible.
Después de un rato de oración, sí que fuimos a la capilla con la imagen y las reliquias de la santa. De nuevo, fila, pero esta vez más corta. En un reclinatorio se puede besar una reliquia de S. Faustina, enfrente se ve la tumba con sus huesos, y arriba la imagen de la Divina Misericordia. Qué paz rezar la Coronilla de la Divina Misericordia allí: se lo deseo a cualquiera.

En los jardines del Santuario de la Divina Misericordia se encuentra esta estatua de Jesús,de quien dimanan los rayos de sangre y agua
Volvimos a intentar conocer la basílica, pero estaba con otra Misa. Más o menos echamos una mirada y nos dirigimos hacia el Santuario de San Juan Pablo II, a cinco minutos andando desde allí por una vía que se llama Totus tuus. En la iglesia hay unos mosaicos preciosos de Rupnik. En una capilla lateral se encuentra una imagen de la Virgen de Guadalupe, que tiene debajo a la izquierda la sotana que el Papa llevaba el día que sufrió el atentado. Se puede apreciar el hueco de la bala y la mancha de sangre.

Mi padre, Ariel, adelante del Santuario de San Juan Pablo II
Haciendo contactos episcopales
De regreso al centro de la ciudad, conocimos en el tranvía al obispo de la segunda diócesis de Senegal, Monseñor André Gueye. Joven, de conversación amable, lo ordenaron obispo hace tres años. Lo acompañaba una monja de la Orden de Santa Úrsula: polaca misionera en Senegal. Nos comunicamos en inglés. El obispo me contó que de su país venían unos cincuenta jóvenes (en realidad, ahora me baila el dato) y que él los acompañaba porque se encargaba de la pastoral juvenil en todo Senegal. Además, se responsabiliza del diálogo interreligioso. Según me explicó, en Senegal el 90% son musulmanes; gracias a Dios, la relación es pacífica.
Vuelta a la tarde de hoy
De regreso de Auschwitz (te recuerdo que llovía), comimos y marchamos hacia Błonia, el lugar previsto para la Misa de Apertura de la JMJ. A diferencia del lunes, que podíamos caminar con cierta libertad, mi padre y yo quedamos atrapados en medio de la multitud. Cantos por todas partes, banderas de aquí para allá, gente imitando el modo de celebrar de los islandeses en la Eurocopa… Ambiente «jotaemejotesco» al máximo. Hablando con mi padre me hizo reflexionar: ¿Será que San Juan Pablo II previó todo esto?
La Misa empezó a las cinco y media de la tarde, sin lluvia y con rayos de sol entre las nubes. La presidió el Cardenal Arzobispo de Cracovia, Stanisław Dziwisz, secretario de Juan Pablo II en su momento. Toda la Eucaristía transcurrió en latín, salvo las lecturas -la primera fue en español- , las peticiones y la homilía. Como fue en polaco y no entendí nada, debo rescatarla para luego contarte lo que más me llame la atención.
Siento que se me están escapando detalles, así que termino con el propósito de estar más pendiente de apuntar en el cuaderno que llevo todo lo que vea.
Mañana llega el Papa Francisco. Desde hoy podemos encomendarle para que su presencia traiga frutos a todos, incluso a los que siguen la JMJ por este diario, que deja que desear… A propósito, para que a la próxima vengas.
Lee las entradas siguientes
El Papa ya nos acompaña – Diario desde la JMJ Cracovia 2016 (VI)
¡Fiesta tras fiesta! – Diario desde la JMJ Cracovia 2016 (VII)
Día de encuentros – Diario desde la JMJ Cracovia 2016 (VIII)
Hacia el Campus Misericordiae – Diario desde la JMJ Cracovia 2016 (IX)
Próximo destino: Panamá – Diario desde la JMJ Cracovia 2016 (y X)
Lee las entradas anteriores
Diario desde la JMJ Cracovia 2016 (I)
Cracovia, ¡allá vamos! – Diario desde la JMJ Cracovia 2016 (II)
Cracovia, ¡aquí estamos! – Diario desde la JMJ Cracovia 2016 (III)
Siguiendo los caminos de San Juan Pablo II – Diario desde la JMJ Cracovia 2016 (IV)
¡¡Qué gustazo da leerte y que envidiaaaaaa!! Aquí una joven mamá de dos peques, gran devota de Juan Pablo II, a la que le encantaría estar ahí, pero con un niño de dos años y un bebé…demasiada locura con la cantidad de gente que hay.
Las anteriores JMJs (Colonia, Sydney y Madrid) las pude disfrutar y vivir, ¡gracias a Dios! Son un gran regalo del Cielo para todos. Y esta vez, gracias a ti, la puedo disfrutar y vivir, ¡aunque sea a la distancia! ¡Muchísimas gracias! Y debo decirte que lo haces realmente bien, ya he pasado el enlace de este valioso diario a mi familia, para que también puedan seguir la JMJ y acercarse un poquito más a Dios. ¡¡Un millón de gracias!!
Apunta todo en esa libreta que llevas y no pierdas detalle de nada, que aquí estamos impacientes de que nos sigas contando todo lo que pasa por ahí.
¡Y gracias por las fotos! ¡¡Qué preciosos recuerdos me traen! ¡¡Me hacen emocionarme!! ¡¡En esos lugares estábamos mi marido y yo, hace ya casi cuatro años, celebrando nuestro matrimonio y poniéndolo en manos de nuestro gran santo e intercesor Juan Pablo II!!
¡¡Para allá mis oraciones por todos vosotros, y vosotros acordaros de esta familia que tanto quiere a Juan Pablo II y que quiere acercarse más a la misericordia de Dios para ser también nosotros misericordiosos!!
Estimada «mamá de chuchuflin»,
Me alegra tu mensaje, de verdad, y me anima a seguir escribiendo, aunque el cansancio cada vez hace más mella en mí.
Qué bien que puedas vivir la JMJ a la distancia y recordar acontecimientos tan importantes como tu matrimonio.
Nos encomendamos a tus oraciones y a las de tu familia, para que esta JMJ produzca los frutos que Dios quiere de ella.
¡Seguro nos ayuda ese gran intercesor que es San Juan Pablo II!
Un fuerte abrazo desde Polonia,
Hernando