Un rico talento

24/06/2022 | Por Arguments

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la chispa

  ">http://www.arguments.es/wp-content/uploads/lachispa/2022/06/Un-rico-talentoA-.jpg"> La juventud anuncia al hombre como la mañana al día. -John Milton-  Aquella noble familia fue amasando su fortuna con el esfuerzo, la virtud y la honradez de varias generaciones. Pero aquel último heredero, hijo único, despilfarró las riquezas de sus padres y antepasados. Lo que se logró con el esfuerzo de generaciones, se extinguió con las calaveradas del último varón. Fueron desapareciendo las fincas, transformadas rápidamente en tierra de labor por los nuevos dueños; se vendieron tapices y objetos valiosos, todo, todo se perdía por la brecha abierta de una vida desarreglada. Ya sin nada, todos los días se acercaba a la reja de su antiguo jardín. Las máquinas del campo transformaban los parterres en rica tierra de labranza. Los tractores araban el suelo abriendo surcos de prometedora fecundidad. Un día, un tractor se paró porque su reja había tropezado con algo. Cavada la tierra, los trabajadores sacaron con esfuerzo un gran arcón. El joven, pegado el rostro a la reja del reciento, miraba asombrado qué podía ser aquello… ¡Y era un tesoro! Un tesoro que, de haberlo conocido si hubiese trabajado la tierra, le habría librado de la ruina. Y lloró amargamente su desventura. —¡Qué dolor, pensar que en mi propio campo tenía yo el mejor tesoro!  Nuestro disipado joven desconocía —o no se quiso enterar— que aprovechar la juventud es amar el crecimiento, que es señal de vida; el ser que no conquista no vive. Y la conquista supone luchar por alcanzar lo más alto de todas nuestras facultades. La clave está en educar el corazón, porque se es lo que se es según el corazón. Por eso hay que llenar el corazón del joven —y del menos joven— de un gran ideal de superación y conquista. Todos tenemos en nosotros el tesoro que puede enriquecer nuestra existencia, pero, algunos, como el joven de la anécdota, llegados a la madurez contemplan el despilfarro de su juventud malgastada. La vida se condensa, principalmente, en la juventud. En ella se siembra y germina las más prometedoras esperanzas, ella es el tiempo crucial de la vida. Horacio dice bellamente en un verso que la tinaja difícilmente perderá el aroma del vino primero que la ocupó. Y en la vida deja un sello inconfundible aquel primer vino que el alma saboreó en los años cruciales de la juventud. Todos hemos pasado —o estamos pasando— por esa etapa que llamamos juventud que es, ya en sí, un rico talento puesto en nuestras manos para que trabajemos con él, teniendo presente la cita de J. Milton: La juventud anuncia al hombre como la mañana al día.

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